Sábado 27 de noviembre

Hoy he salido tempranito, a las 07:20 y he ido desde mi casa a la Casa de Campo. EStaba todavía oscuro, las calles desiertas y el termómetro marcaba 2 grdos bajo cero. La Casa de Campo, absolutamente vacía y, en cuanto ha empezado a clarear, totalmente blanca por la helada.  Un gustazo.  Me he quitado los cascos al llegar y me he concentrado en la respiración, el sonido apagado de la ciudad, mis pisadas y el cuerpo.  Todo funcionaba como un reloj.

Correr con mucho frío y en la semi-oscuridad es de lo más gozoso que te puedes encontrar. Con mis pantalones cortos, dejo de sentir al cabo de un rato el frío en las piernas. Unos guantes y algo que abrigue realmente bien por encima y, hala, a devorar kilómetros.  Fantástico.

Me ha dado pena tener carrera mañana y poder hacer únicamente 8 kms a ritmo contenido, porque es el típico día que el cuerpo me pedía perderme por la Casa de Campo, hacer la Tapia y disfrutar de lo lindo.

Pero me he frenado prudentemente y he hecho mis 8 kms a 4:57 y 138 pulsaciones. He salido de la Casa de Campo (encontrándome entonces a los primeros corredores que iban entrando) y he hecho las 8 progresiones de 80 metros en la recta del Campo del Moro, la que va de la Cuesta de San Vicente al Parque Atenas.

No he querido forzar, porque no quería cansarme demasiado para mañana.  Tan sólo tonificarme bien.  Las pulsaciones han sido: 132, 139, 137, 143, 149, 145, 140 y 150.  Muy irregular.

Unos estiramientos ya en casa y a descansar.